dc.description.abstract | Hace ya algún tiempo que tengo la firme convicción de que si hay algo que nos
une a todos los interesados en el debate del homeschooling como fenómeno educativo
—padres, educadores, juristas, administraciones públicas, psicólogos, pedagogos,
médicos o filósofos— es que, más allá de elaboradas teorías y argumentaciones acerca
del encuadre constitucional de la educación en familia, del alcance de los derechos
de padres, menores de edad y Estado en materia educativa o de concretos sistemas de
gestión administrativa de la educación en casa, todos buscamos lo mismo, todos defendemos
lo mismo y —quiero pensar— todos lo hacemos de buena fe: todos perseguimos
el mejor interés del niño. Lástima que una convicción tan firme como la mía
tenga como objeto algo tan difuso como el mejor interés del menor, un concepto que
resulta susceptible de ser manipulado, adaptado, argumentado y contra-argumentado
para acomodar muy distintos planteamientos. | es |